jueves, 11 de octubre de 2007

Dije en el anterior post que esperaba a que alguien diese el primer paso. Raúl va dando pasitos pequeños y cáda vez se acerca más a mí.

Somos comos dos críos que tontean y se tienen mucho cariño. Se hacen dibujitos y se los dedican. Se hacen pequeñas ofrendas. Salen, van al cine, cenan juntos.

Pero son las palabras y los gestos los que realmente demuestran las cosas. Esta semana quiere quedar los dos dias de descanso conmigo ya que dice que en su tiempo libre yo soy "timeless to him" (Algo que me ha llegado al corazón, y ya sabéis todo es porqué).

Quizá ya se ha dado cuenta en todo este tiempo que puede fiarse de mí. Que he estado aguantando y que de verdad lo quiero. Y es verdad, lo quiero cada dia mas y me olvido del resto. Solo me faltaba esto, que él se me abriera un poco... y me dijera esas cosas tan bonitas.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Incertidumbre

¿En qué punto estoy? No lo se. Han pasado tantas cosas en mi vida...

He conocido gente nueva, he perdido amistades, pero sigo aquí, como siempre, sin saber absolutamente nada. Nuevas ilusiones y las mismas decepciones de siempre. El tiempo se ha convertido en un enemigo al que miedo me da plantarle cara. Porque según dicen... "el tiempo lo dirá". Y miedo tengo que el tiempo me diga que volveré a la misma situación de siempre.

Y es ese terror a la soledad a la que las circunstancias lograron acostumbrarme. A la desidia, a la desazón y a la mayor de las frustraciones. A día de hoy he superado muchísimos obstáculos, he aprendido muchas cosas y espero que mi esfuerzo tenga su recompensa. He aprendido a saber quién soy y a mostrarme tal cual, siendo esto algo verdaderamente hermoso. Pero no quiero volver atrás, no deseo tropezar y rezagarme para que los fantasmas del pasado me encadenen de nuevo.

He de confesar una cosa. Me siento más solo que nunca. Totalmente transparente. A pesar de que haya gente a mi alrededor. ¿El motivo? No lo sé. Será que aún no tengo una estabilidad sentimental con nadie, solo ilusiones de un lado y de otro. Cosas que veo que me gustan y cosas que, por desgracia, me hacen sentirme un poco triste.

Será que soy un egoísta, de eso no hay duda alguna. Pero es que si no miro yo por mí, no va a mirar nadie. Me han tachado de niño caprichoso, también me da miedo de que eso sea verdad. De que vea algo y se me antoje y hasta que no lo consiga no pare. Ahí están Raúl y Ale. Ahí hay un problema gordo. Muy gordo. Yo no me he encaprichado, en absoluto. Simplemente... los quiero muchísimo y tengo miedo a perderlos. Muchísimo miedo. Un miedo tremendo.

Raúl... no sé qué decir, porque en el fondo no puedo decir nada. Es él. Pero el lolito... ay, el lolito... ahora se ha echado novio. Cómo me jode pero a la vez me alegra. Porque aunque yo lo niegue mil veces, en el fondo se que ese niño es lo que más me conviene. Y más gente lo sabe. Pero yo?? Chitón.

Ahora solo me queda esperar, esperar y esperar. Morirme de asco esperando. Hasta que alguien de el primer paso. Me niego a darlo yo porque no quiero darme de bruces en el suelo y dejarme los paletones. Aquí estoy, quien me quiera bien, quién no... él se lo pierde. No pienso morirme, así que sólo me queda eso, el tiempo.

jueves, 13 de septiembre de 2007

amistad.

(Del lat. *amicĭtas, -ātis, por amicitĭa, amistad).

1. f. Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.

Hace mucho que no escribo en este blog y la verdad es que a día de hoy tengo ya un motivo para hacerlo. Se trata de Alejandro, un chico que conocí hace relativamente poco pero se ha convertido en alguien muy especial para mí. Un verdadero amigo y confidente que me ha demostrado muchísimas cosas a lo largo de este corto pero intenso período de tiempo.


Nadie me ha dicho jamás las cosas tan claras ni se ha preocupado tanto por mí de forma tan desinteresada. Jamás nadie se había ofrecido a darme el más cálido de los abrazos y escucharme.

Estar con él es no sentirse solo. Muchas veces puedes estar con gente, amigos, etc, pero la soledad te embarga en todo momento. Te sientes vacío, como si nadie te escuchara o no estuvieras ahí. Como si no pintaras nada. Sintiéndote desplazado y vacío.

Estar con él es escuchar y ser escuchado. Sentirte cómodo y acogido por alguien muy afín a tí que no te juzga y que si se ríe es contigo y no de tí. Es estar con alguien que te dice su opinión aunque esta pueda desmoralizarte o dolerte, pero siempre buscando lo mejor para tí.

Solo espero tenerlo siempre ahí y más ahora que se ha convertido en mi vecino. Y poder reforzar esta preciosa amistad que está floreciendo y que, a día de hoy, junto con otros aspectos de mi vida, me están haciendo vivir los mejores momentos de superviviencia.

Porque hay unos que viven y otros que sobreviven, ¿Verdad, Ale?



Canción del día: You're the first, the last, my everything. Barry White
(No va dedicada a nadie en concreto, pero ojalá algún día sea así)

The first, the last, my everything
And the answer to all my dreams
You're my sun, my moon, my guiding star
My kind of wonderful, that's what you are
I know there's only, only one like you
There's no way they could have made two
You're all I'm living for
Your love I'll keep for evermore
You're the first, your the last, my everything

And with you I've found so many things
A love so new only you could bring
Can't you see it's you
You make me feel this way
You're like a fresh morning dew on a brand new day
I see so many ways that I
Can love you till the day I die
You're my reality, yet I'm lost in a-a-a a dream
You're the first, the last, my everything

I know there's only, only one like you
There's no way they could have made two
Girl you're my reality
But I'm lost in a-a-a a dream
You're the first, you're the last, my everything


sábado, 16 de junio de 2007

What the f...?

Se que soy un psicótico o algo. Tengo muchos miedos y a la vez muchas ilusiones. Y esas ilusiones puedo perderlas por esos propios miedos. Tengo que aprender a controlarlos, a confiar más en mí y en la gente. Y a día de hoy, creo haber encontrado un motivo para hacerlo.

Ese motivo tiene un nombre: Raúl.

La historia de Raúl ha sido extraña. Coincidí con él en el chat de Chueca hará un par de semanas. Cruzamos un par de frases, nos vimos en foto y le comenté el aburrimiento de mi tarde de descanso. Él me dijo que si quería quedar esa noche. Yo dije que sí... total, si cae un polvo no estaría mal la noche.

Parecía guapo, por la cam no se apreciaba lo realmente joven que parece en persona. Tiene 21 años pero aparenta menos, algo que realmente resulta chocante. Lo recogí a medianoche en la puerta de la ESAD y subió a mi coche con una amplia sonrisa en la boca. Se mostraba muy simpático y abierto, lo cual me dió pié a mostrarme de la misma forma. Me cayó bien desde el principio.

Nos fuimos al plaza mayor y por el camino nos contamos a qué nos dedicábamos. Coincidíamos en bastantes gustos, algo q me sorprendió ya que aparentaba ser lo que vienen a ser todos los jovenzuelos de hoy día.

Allí, en Plaza Mayor mendigamos ambos en busca de un lugar abierto para tomar un helado y acabamos tomando un insípido McFlurry del McDonalds mientras charlábamos de musicales. Él me dijo de ir a ver su show.... (Mon dieu!! no!!! Chicago por aficionados!!! Dí que sí y luego inventa excusa!!!) y accedí.

Me puse a contar anécdotas de la escuela y él me escuchaba con algo que rara vez muestra en mí: interés. Entonces yo me crecía. Qué bien me caía!!!

Opté por echar un polvo con él. Quizá todo era una mentira para luego deshacerse de mí y tal, al menos si echaba un polvo esa noche hubiera hecho algo interesante. Fue un polvazo en toda regla... sobran detalles, evidentemente... pero me encantaba estar con él. Se mostraba muy cariñoso, muy complaciente.

Lo que nunca me iba a imaginar es que después del polvo me pidiera quedar la semana siguiente para ir al cine. Y no era broma. Lo llevé a casa y cada vez me resultaba más interesante, no estaba incómodo.

Quedamos para el martes... el lunes no se conectó y pensé que pasaba de mí. Al día siguiente se disculpó. Trabajaba y no tenía saldo. Quedamos para le jueves. Y efectivamente quedamos y lo pasamos de escándalo.

Lo recogí en el centro de Málaga, en la puerta de correos y lo llevé al centro a comprar unos pantalones. Estábamos más activos, más compenetrados, había más confianza entre ambos... no sé. Era una sensación extraña. Como si de dos amigos que se conocen de hace tiempo se tratara. Luego pasamos por mi gasolinera donde se hizo pasar por mi primo para burlarnos de Javi. Luego fuimos a plaza mayor donde me ganó por un punto en la máquina esa de discos en plan futbolín. Compramos las entradas para Spiderman 3 y cenamos una opípara cena en Foster's Hollywood. Allí me dijo que si quería ver Dawson crece con él... yo le dije que solo lo haría si él veía conmigo "Supernatural".

Fuimos al cine, palomitas incluidas y allí nos cogimos de la mano. (Yo? Cogerme de la mano sin haber rechazo? No me lo creo) Al salir del cine nos fuimos a la playa... tenía que enseñarle la máscara de Michael Crawford, la máscara del fantasma que tanto respeto le daba. Allí le hice unas fotos, él quería tenerlas. En la playa quiso q cantara e interpretara... lo hice, pero actuó como partnaire... y acabé besándolo. Y de ahí a la arena como si de la famosa escena de "De aquí a la eternidad se tratara". Solo nosotros, la noche, el mar y la sombra de Michael Crawford sobre la arena. No parábamos de besarnos.

Le dije la verdad sobre mí, mis problemas, mi vida. Él me dijo que me comprendía ya que su vida no ha sido un camino de rosas y me contó algo verdaderamente terrible. Me dijo que no confiaba en nadie... y estaba confiando en mí en esos momentos. Me sentí en cierta forma halagado y con una responsabilidad tremenda. Sus ojos... esos ojos tristes. Esa madurez tan chocante que se mezclaba con la ilusión que puede tener un crío por cosas banales. Era un niño necesitado de cariño. Me dolió mucho, no sé... me sentía herido por una responsabilidad. No podía hacer nada... sino simplemente estar ahí, escucharlo... y entenderlo.

Desde el primer momento en que lo vi... encontré algo especial en ese niño que no sabía lo que era. Ni aún lo sé. Es un misterio. El misterio de la tristeza y la jovialidad en una sola persona. Alguien que ha madurado forzosamente.

No voy a precipitarme. Queremos conocernos, es algo mútuo. Cuando lo llevé a casa, después de buscar un rincón oscuro donde dejar el coche... volvimos a besarnos y no podíamos parar. ¿Qué ocurría? Esta vez no era sexo. "Lo has pasado bien?" "Mucho" "Quieres que lo repitamos?" "Sí, muchas veces" "Nos vemos la semana que viene aunque solo sea para charlar un rato?" "Sí".

¿Es esto el inicio de algo que no es el fruto de una fantasía mía? Si fuera así... creo que yo sería alguien afortunado porque hay algo en este muchacho que, pese a lo fortuito de todo... me resulta verdaderamente... ¿sincero?

Y sí, voy a ir a verlo. Ya no tengo prejuicios... me muero por ver el espectáculo y me hace mucha ilusión. Tanta, que he hecho virguerías para cambiar el día.

La pregunta que me hago es... ¿qué ocurre? No sé que pasa. No sé lo que siento. No se si debería alegrarme o tener miedo. Solo sé que... estoy mejor q nunca y cuando estoy con él soy tal y como yo soy.... y no me huyen. Me ha dicho que quiere q hagamos cosas juntos... madre de dios... ¿me estoy acaso menospreciando? Pero es que no me lo creo...

Y sí... uno de mis sueños se han hecho realidad. Y es vivir un momento tan delicioso como el de la otra noche en la playa. Realmente delicioso e inolvidable.

Que digan todos lo que quieran. Creo que en estos momentos solo yo puedo dictar las decisiones sobre lo que yo haga o deje de hacer. Solo sé que el fantasma de Jose Antonio ha desaparecido. Quizá es eso lo que me asuste... la facilidad con que me he deshecho de ese personaje (que no deja de ser eso, un mero personajillo ahora que te quitas la venda de los ojos y ves la realidad).

Ya sé cuál es ese miedo!!! Es el haberme desenamorado tan pronto de Jose Antonio!!! Creía que lo queria pero en realidad no lo he querido nunca. ¿Significa eso que no sé querer? ¿Que tengo una idea equivocada de lo que es el amor y lo que es querer? Sí, tengo miedo porque quizá ahora me pueden estar pidiendo cariño... y quizá yo no sé darlo. O recibirlo.

Lo dicho... me siento estupendamente. Pleno. Satisfecho.

Una foto para el recuerdo de esta maravillosa noche...


lunes, 11 de junio de 2007

El fantasma de la ópera

No importa que pase un año. No importa que cambie. Uno sigue siendo el mismo de siempre pues ha nacido con un sino. Yo soy y seguiré siendo siempre el fantasma de la ópera. Y va siendo hora de que, de una vez, lo asuma en vez de darme de hostias contra la realidad y esforzarme en hacer cosas que nunca saldrán bien.

No me quieren. Ni me querrán. Ni me apreciarán. Ni me admirarán. Ellos se lo pierden.

¿Qué soy? Un mero esperpento. La imagen deformada y grotesca de una realidad, una personalidad más allá de la de cualquier otra persona. Soy humano, con mis virtudes, mis defectos, mis fallos... La soledad... todo hombre solitario tiene algo de dios o de monstruo. Yo soy ambas cosas, un semidios monstruoso. Tengo que volver a ocultarme para que no me hagan daño pero el mayor problema es que mi mayor enemigo soy yo mismo.

No tengo ya ilusión por nada. La gente me ha decepcionado. Me siento como Quasimodo al convertirse en el rey de los bufones hasta que comienzan a insultarlo y a vejarlo. Volvamos a la catedral, a la soledad más oscura. Convirtámonos de en ese monstruo observador que no toma parte de una vida activa. Alguien que deja pasar el tiempo a la espera de morir.

Hay gente que sirve para unas cosas... y para otras no. Yo no sirvo para estar con nadie. Todo lo que toco se marchita y yo me pudro más y más por dentro. Y cada vez me odio más.

viernes, 4 de mayo de 2007

Los hombres huecos

Hoy me siento vacío. Creo que sé el motivo pero me niego a afirmarlo porque solamente lograré hacerme más daño.

Ahora todo es espera e incertidumbre. A día de hoy se más cosas pero nuevos miedos pasan a formar parte de ni pequeño universo.

Hoy he tenido un sueño que no pienso desvelar pero que es sólo el reflejo de hasta dónde soy capaz de llegar. Y eso me da miedo, muchísimo miedo.

Estoy hueco, como el hombre de hojalata que necesita un corazón. Mi corazón se quedó en La barca de la Florida. Se han apropiado de él sin saberlo (¿o sí?). Por ello, aquel día, en el viaje de vuelta, la tristeza era cada vez mayor a cada kilómetro que me alejaba.

Ahora soy Peter Pan sin su sombra, que se quedó deambulando silenciosa y lacónicamente como un espectro por un pequeño pueblo intentando dejar huella de mi presencia allí algún día. Intentando convertirse en un recuerdo en cada esquina, cada baldosa y cada lugar que pisé.

Estoy hueco y el vacío es el dolor de la incertidumbre y el odio a la lentitud del tiempo. Ten cuidado con lo que deseas pues tus sueños pueden hacerse realidad. Uno de ellos, el más importante, ya se ha cumplido y, a día de hoy, me siento como alguien que ya ha cumplido con su trabajo.

Me falta algo. No se lo que es. Pero todo desde hace un par de días me resulta insulso, aburrido... me siento distante con la gente. No quiero ver a nadie. Ni padres, ni familia, ni amigos. Me gustaría simplemente hacer un bucle en el tiempo y ser el eterno protagonista, con permiso de Miguel Delibes, cambiar el título de su obra más famosa para adaptarla a mis gustos y llamarla "Cinco horas con Jose Antonio".

Mis temores se confirman. Pero no lo digo. Solo se que estoy perdido.

jueves, 3 de mayo de 2007

The beauty and the beast....

Hace días que no escribo en este post y ha sido más por nervios y por desidia que por otra cosa. Han habido muchas peleas desde entonces y hasta una despedida definitiva que no llegó a consumarse.

Estaba harto de la situación, necesitaba conocer a Jose Antonio como fuese. Mi vida estaba llenándose de ilusiones que podían ser falsas, necesitaba una respuesta. Lo estaba pasando mal, muy mal. Y prefería cortar de raíz que seguir con este juego.

Tomé una decisión tajante: unas vacaciones forzadas. Le escribí un mensaje a Jose Antonio diciendo que me tomaba un respiro, que necesitaba alejarme de este mundillo vacío que es internet y que no sabía en cuánto volvería. Era muy doloroso para mí ya que lo único que me daba la felicidad era su presencia. Me ilusionaba el poder conocerlo. Pero la situación se volvió negra, muy negra. Por eso decidí desaparecer antes de seguir sufriendo y de que la recuperación fuera más dolorosa.

Pero no pude. No pude dejarlo solo. Él mismo me lo dijo, que yo soy su único amigo y que no podía perderme. Que si yo desaparecía se vería condenado a sentirse solo. Y es cierto. Por eso le di una opción: o desaparezco o nos conocemos ipso-facto. De ahí quedó fijada la fecha del 2 de mayo. Ayer.

Y lo conocí.

Habría que comentar los días previos a este evento. Muchos nervios, mucha preparación y, sobre todo, mucho autocontrol. Yo me conozco y los nervios me pueden, las ansias... iba a verle y muchas cosas podían ocurrir en ese momento. Yo intentaba no demostrar mis infinitas ganas y él si me mostró la ilusión y los nervios que suponía el encuentro.

Aun así siguimos en nuestras eternas discusiones, sobre todo con el tema del horario. Pero nada verdaderamente destacable.

Llegó el día "D" (o debería llamarlo el día "K"??) y los días previos fueron de muchos preparativos. Le llevé esa colección de pelis en vhs que tanto me molestaban y las empaqué en una caja de Logista que íbamos a tirar en el curro. Aspiré el coche, compré el ambientador de pino, preparé el mapa de carreteras, compré chicles... todo tenía que estar perfectamente organizado.

Me cambiaron el día de descanso. Trabajé el día 1 que era fiesta para poder descansar al día siguiente y poder ir a Jerez y a la vez poder descansar hoy jueves. No pude dormir esa noche. Me fue imposible, di una cabezada de tres horas y a las siete menos diez ya estaba en pie.

Fui a la ducha y me preparé con el mayor cuidado posible. Me peiné, me afeité... vamos, me acicalé de lo lindo. Me vestí, preparé todo y salí con mi hermano para llevarlo al instituto. Llovía.

Cogí la autovía y encontré retención en Fuengirola. Me desvié para llenar el depósito y comprar algo de desayuno en una Repsol y, posteriormente, continué el viaje. Todo eran retenciones hasta la salida de Marbella. Caravanas y más caravanas. Al llegar a Estepona y hasta pasar Manilva todo eran rotondas. Una vez entré en la provincia de Cádiz ya todo era más fluído. Y seguía lloviznando.

Todo era extraño. Muy extraño. Estaba haciendo un viaje muy importante, sí, pero en cierta forma me sentía como si estuviera haciendo un viaje también muy espiritual, como si ese viaje fuera a cambiarme. Todo lo veía, no se, oscuro y sombrío. El tiempo no acompañaba para algo que debía ser especial. El tiempo se me echaba encima y no estaba nervioso.

A eso de las 9 de la mañana, mientras estaba de retención en Fuengirola, me dió un toque y yo lo llamé. Me dijo que no fuera porque estaba diluviando, le dije que ya era tarde, que ya iba en camino y que no se preocupara. Me dijo: "¿Estás contento?". "Sí", le respondí... "¿Y tu nervioso?". "La verdad es que bastante".

Pasé San Roque y, tras preguntar en otra gasolinera encontré el desvío hasta Los Barrios. Allí me desvié para tomar un café en una pequeña venta donde me indicaron cómo llegar a La Barca de la Florida pasando por Paterna de la Rivera. Todo me era muy sórdido. Muy campestre. Y yo era todo un chico de ciudad que parecía meterse en la boca del lobo.

Llegué a Paterna y tomé la dirección equivocada, paré en otra Repsol y allí me dijeron que debía volver a Paterna, cruzar el pueblo y tirar en dirección a Arcos de la Frontera, allí encontraría un desvío y llegaría a La Barca de la Florida. Cogí ese camino y, ante mi duda de que fuera el camino correcto debido a que no había un alma salvo muchos camiones, volví a parar en otro bar y me dijeron que encontraría el desvío a pocos kilómetros. Así fue. Así fue también cómo me entró el pánico. Vi el cartel que lo indicaba. Ya no había vuelta atrás. La barca de la Florida existía. Y me estaban esperando allí. Cada vez llovía con más fuerza.

Llegué a La barca y aparqué en una gasolinera Campsa a la entrada de la ciudad. Miraba con ojos de forastero a aquel sitio del que tanto había oído hablar. Era sórdido, primitivo... pero tenía cierto encanto. Un encanto que quizá el asfalto mojado no dejaba relucir. Le llamé y me dijo que aún tenía que ducharse. Se cortó la comunicación porque no tenía saldo alguno y, pasada media hora, volvió a llamarme. En 10 minutos aparecería.

Diez minutos que parecieron horas. Yo salí del coche, empapándome, para fumarme un cigarro. No podía estar dentro. Estaba junto a la gasolinera. Fue entonces cuando lo vi... a lo lejos, con sus vaqueros, su camisa blanca y su jersey color berenjena, acompañado de un paraguas violeta.

"Hola" fueron las primeras palabras que articulamos. No reaccioné. Solo él pudo sacarme del estupor con un cálido y agradecido abrazo y un fuerte beso en mi mejilla. Me preguntó por el coche y fuimos allí, abrí el maletero y le enseñé las películas. Nos sentamos en el coche y nos miramos, no podíamos dejar de sonreirnos. Nuestro estupor pasó a convertirse en una cháchara de lo más amena. Condujimos hasta su casa donde él entregó las películas. Volvió al momento y nos dirijimos hacia Jerez. Llovía con bastante fuerza. Hacía frío y el coche empezaba a empañarse con la respiración de ambos. La carretera era inestable y mientras yo conducía, Jose Antonio se dedicaba a limpiarme el vaho del cristal con una bayeta.

Íbamos hablando y yo lo miraba de reojo. Me miraba mucho. Y, una de las veces, tras soltar yo una gracia (que no recuerdo cual fué) creo recordar que le dí un codazo amistoso y fui a cambiar una marcha. En ese preciso instante, con mi mano en la palanca de cambios, él depositó su mano sobre la mía. No pude evitar mirarle. Y me sonreía con el rostro iluminado y feliz. Y sus ojos le brillaban. Fue ahí cuando me dí cuenta de que yo le gustaba.

No dejé que esa situación me pusiera nervioso. Llegamos a Jerez a un chino cerca de una rotonda con un "minotauro". Al aparcar y al salir me dijo. "Alejandro, tu no estás gordo". Y mi respuesta fue "Joder, dame el paraguas que has estado a punto de sacarme el ojo ya tres veces". Yo cogí el paraguas y nos dirigimos hacia el chino, fui a sacar dinero y nos dieron una mesa para dos. Escogimos el menú del día. Estaba hambriento. No parábamos de mirarnos. Estuvimos conversando sobre todo lo que solíamos conversar habitualmente por messenger a la vez que nos reíamos de los camareros chinos. "El feo" y la "China Longoria". Hablamos de cine y él me dijo "No comes nada". Efectivamente, ese es el resultado de una dieta estricta. Acabas saciándote con lo mínimo. Tras un helado para él y un té para mí... cogimos de nuevo el coche en busca del Media Markt. Al montarnos en el coche me sentí turbado porque mientras me ponía el cinturón él empezó a acariciarme la cara para quitarme las gotas de lluvia que me corrían por las mejillas. Era una sensación tierna, delicada...

Cada vez el tiempo se ponía peor y comenzamos a buscar el centro comercial. Paramos en una gasolinera y pregunté. Allí me indicaron el sitio preciso. Llegamos al Media Markt y allí estuve comprando una interminable lista de películas. Quise regalarle una, pero se negó. Dijo que ya bastante regalo tenía con mi invitación al chino (de la que me dio las gracias varias veces). Y al salir del Media Markt me detuve un momento a fumar un cigarro.

Este momento del parking es importante, ya que luego volveré a él.

Tras salir del Media Markt nos fuimos al Carrefour. Pensamos en ir al cine pero ninguna de las propuestas de la cartelera resultaban demasiado atractivas. Tomamos un helado en el McDonalds y allí me dijo que no íbamos a ir a cenar. Luego fuimos al Carrefour y le insistí en que me dijera el porqué de esa negativa. Me dijo que no pensaba dejarme volver de noche, cansado y con el tiempo de perros que estaba haciendo. Que otro día iríamos al restaurante italiano.

En el parking del carrefour hicimos una parada. Estuvimos pensativos. Fue entonces cuando le dije que tenía algo para él. Saqué del bolsillo de mi camisa el pin de plata de El fantasma de la ópera que compré en Londres. Le dije que le tenía mucho aprecio y que quería que lo tuviera él. No supo como reaccionar, y se lo coloqué con mis propias manos en su jersey.

Volvimos a la Barca. Y yo andaba muy despacio. Quería aprovechar al máximo mi tiempo con él. No quería dejarlo, despedirme y volver. Pero así fue. Lo dejé en su casa. Me dijo que aparcara, que iba a darme un beso y a despedirse de mí. Me dió un fortísimo abrazo y luego me miró. Me dijo que cuando llegara, que lo primero que hiciera fuese llamarlo, nada de toques o de mensajes. Que lo llamara. Le dije que si lo había pasado bien, me dijo que por supuesto. "¿Nos volveremos a ver?" Creo que fueron mis últimas palabras. Sus ojos se abrieron como platos. Dijo rotúndamente: "Por supuesto". Volvió a darme un abrazo. Yo le besé fuertemente en la mejilla. Y, en lo bajo se me escapó con un leve suspiro... "Ay, mi niño, qué te quiero...". Se echó para atrás, asiéndome la mano. Nuestros dedos se separaron. Cerró la puerta del coche. Arranqué y me marché. Miré el retrovisor, él andaba de espaldas y, en un momento, echó la vista atrás.

El viaje de vuelta, a las siete y media de la tarde lo recuerdo con mucha tristeza. Mi mente estaba nublada. Se habían disipado muchas de mis dudas. Creo que nuestros viejos miedos han desaparecido y han aparecido unos nuevos. Estábamos muy cómodos el uno con el otro. Había mucha, demasiada química. Estábamos nerviosos ante nuestra presencia pero manteníamos la calma. Por fín nos habíamos conocido y, con eso, se rompía una maldición que duraba ya casi un año.

¿Y ahora qué?

Recargué el móvil en la carretera al lado de mi casa. Llegué, saludé a mis padres y bajé a mi habitación a llamarlo. Se alegró de que hubiera llegado bien. Estaba muy contento con las películas y había comenzado a ver "Poltergeist". Su hermana estaba también muy ilusionada con las pelis y ya estaba elaborando su propia lista prioritaria de visionado. Sus padres le preguntaron mucho por mí y él me dió las gracias por el día tan fabuloso que había echado conmigo. Me dijo que se afirmaba rotundamente en el concepto que tenía de mí, que yo era un tio estupendo. Pero...

... ¿que ocurrió? Se fijó en que en ningún momento le miraba con deseo. No me vió mirándole el culo. Le dije que si él quería que yo le cogiese el culo. "CLARO", me dijo. Me quedé de piedra. Luego me dijo... "hubo un momento en el Media Markt, en el parking, donde me dije "este tio va a besarme ahora". Al parecer, y no me di cuenta, él estaba sentado y yo me situé en cuclillas a su lado. Nuestros labios se quedaron a un par de centímetros y él esperaba un beso. Me dijo que le sorprendió el que yo fuera a hacer eso en un lugar tan a la vista de todo el mundo. Y también que estaba esperando que buscara un lugar íntimo para poder besarlo. Pero eso no ocurrió. Pero..., como yo le dije,... ¿era necesario un beso para un día que resultó ser perfecto? No hacía falta desde mi punto de vista, aunque yo estuviera loco por poder hacerlo.

Hoy me dijo que si yo no le gustaba. Le dije que a qué venía eso. Su respuesta fue que estaba acostumbrado a que los tíos se pusieran muy pesados con él y yo lo traté en todo momento de una forma muy correcta y comedida. Y le gustó mucho que yo fuera así. Le dije que sí, que me gustaba. Pero que también lo respeto.

En definitiva. Todo fue óptimo. Y como he dicho han desaparecido viejos miedos y han aparecido nuevos. Lo importante es que nos hemos conocido POR FÍN y, ese primer encuentro, no pudo ser mejor. Ahora, el tiempo pondrá todo en su sitio.